jueves, 10 de junio de 2010

Carta al Jefe (II)

Jefe: Hoy es jueves como el día que ya no pudiste seguir. A la hora justa del mediodía hará una semana exacta. Como si hubieras querido irte con un baño de luz de junio.

Pasan los días por el almanaque y por mi mente prosigue el desfile interminable, como un torbellino, de imágenes y recuerdos. Sobre todo de esos 28 días y una hora que permaneciste en el “Aldereguía”.

Ayer como te dije fui a darle una vuelta a la vieja. Sigue con los achaques de siempre, los que te sabes de memoria, pero fuerte para las circunstancias recientes. Aunque con otras palabras, dice que se vistió con una coraza, para que nosotros tres sufriéramos menos. Y tiene razón, porque haberla visto derrumbada a ella, hubiera multiplicado el dolor.

Ahora se acuesta en la mitad de la cama que siempre te perteneció. Está orgullosa de cómo la mima Alejandro.

Al final de la tarde cayó al fin tremendo aguacero. Me hubiera gustado que estuvieras para evaluarlo en su magnitud. Porque para ti nunca eran suficientemente grandes los chaparrones cuando la tierra tiene tanta sed.

Como era de esperar la siempreviva prendió en la palanganita azul.

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