martes, 27 de julio de 2010

Noventa y uno


Hoy hubieras cumplido 91, Jefe. O mejor los cumpliste. Sólo que faltó la reunión familiar y el almuerzo convocador de todos ante la mesa presidida por tu hálito de patriarca sin barba luenga, pero infinita bondad. De patriarca sin pretenderlo, como sorprendido de que la vida te hubiera conferido un papel protagónico. A ti, el más sencillo de todos los hombres. Porque a ver, dime, ¿Qué otra cosa significaba ser centro de nuestros cariños?
En la mañana te llevamos flores y en la tarde, Angelito y yo, fuimos a ver a la vieja, que hubiera querido acompañarnos con los pétalos del recuerdo.
Durante toda la jornada mi mente desandó los caminos de la memoria buscando hacia atrás en los últimos años un día de tu cumple que no fuera a llevarte aunque fuera el regalo de un abrazo. Sólo logré identificar el de hace tres años, cuando andaba tan lejos y tenía tantas ganas de regresar como canas pueblan hoy mi cabeza de huérfano mayor.
De todas formas, mi abrazo de los 91 encontró seguro asidero allá donde habitas para siempre. Donde tu ejemplo me alumbra el camino.

jueves, 8 de julio de 2010

El día que esperabas por mi

Jefe: Hace 53 años a la hora que escribo estas líneas, poco más de las siete de la tarde, me imagino que estarías hecho un mar de nervios. Y no era para menos; la vieja no acertaba a parirme y yo corría peligro. Yo sé lo que es eso de esperar la llegada del primogénito, que puede ser una primogénita como en mi caso. El caso es que desde temprano en la mañana de aquel segundo lunes de julio comenzó el corre-corre. Primero a Cruces con el doctor Mantecón. Allí no pudo ser y vinieron hasta Palmira. Al parecer me salvó el hecho de que Nano Hernández, tío de la vieja, fuera sargento político y consiguiera el ingreso en el Hospital Civil, el edificio de los anchos muros decimonónicos que dos años después demolieron. Me trajo al mundo, con ayuda de fórceps, un ginecólogo a quien sólo recordabas como El Manquito.


La historia la reviviste en la sala de Oncohematología una mañana de fines de mayo, que te dio por estar hablador, y yo aunque me la sabía quería escucharla una vez más. En la certeza de que sería la última.

Hoy hubiera ido a la casa a que me dieras uno de esos largos abrazos con que aprendiste a apretarme en los últimos años.

Estoy convencido de que siempre lo supiste, pero para que quede en blanco y negro, hoy que cumplo 53 y según la definición de mi amigo Luis Sexto sólo hace un mes y cinco días que soy adulto: TE QUIERO MUCHO, VIEJO.

sábado, 3 de julio de 2010

Un mes

Jefe, hoy hizo un mes. El tiempo parece viajar rápido, pero es una trampa incapaz de enmallar el olvido. Jose y yo te llevamos flores esta vez. Después vimos el fútbol. El Mundial se está poniendo bueno. No sé por qué te cuento, si lo tuyo siempre será la pelota.


Justo hoy Cary se llevó la vieja a su casa. Yo aproveché el carro y vine hasta Cienfuegos con Alejandro.

La otra mitad del camino la vieja la hizo sola en el asiento de atrás.

Desde hace un mes exacto a la vieja le falta su otra mitad.